Mi trayectoria académica ha formado la persona que soy hoy.
Tenía apenas diez años cuando ayudé a mi abuela Rosa a aprender a escribir su nombre. Ella nunca tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, y aunque era difícil para ella recibir clases de un niño sobre algo tan básico, lo aceptó con humildad y valentía. Se sentía avergonzada de no poder firmar cuando debía recoger la ayuda del gobierno que recibíamos. Recuerdo con absoluta claridad el día en que lo logró: escribió su nombre, letra por letra, con su mano temblorosa. Tenía 59 años. Aunque no dijo una sola palabra, el brillo en sus ojos lo dijo todo. Estaba feliz, orgullosa, y consciente de que había conquistado algo muy grande para ella. Ese momento me cambió para siempre. Entendí que la educación es dignidad, libertad y transformación, y supe que dedicaría una parte fundamental de mi vida a sembrarla en otros.
Obtuve mi primer título académico como Contador Público en el año 2010, convirtiéndome en el primero en mi familia en graduarse de bachiller y luego en obtener un título universitario. Al graduarme, tuve el honor de ser reconocido como el estudiante número 16 entre 155 graduandos con el mejor promedio académico, un logro que marcó un momento muy especial en mi vida. Dos años más tarde, en 2012, logré mi segundo título como Especialista en Gerencia Organizacional, ambos otorgados por la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín en Venezuela. Mi tesis de postgrado, titulada "Modelo de Gestión Filosófico-Administrativa para el Departamento de Compras de la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín", recibió mención para publicación, lo cual fue motivo de gran orgullo. Fueron años de mucho esfuerzo y sacrificio, pero también de crecimiento personal y familiar. Ver a mi familia emocionada por estos logros fue un momento inolvidable. Sin su apoyo, nada de esto habría sido posible.
En junio de 2024, obtuve mi título más reciente, al completar la Maestría en Ciencias del Liderazgo en Grand Canyon University, en Arizona, Estados Unidos. Este programa me permitió profundizar en habilidades directivas de alto nivel, integrando conocimientos estratégicos de negocios con los principios éticos del liderazgo servicial. Además, fortaleció mi propio estilo de liderazgo mediante el estudio de pilares fundamentales como la comunicación efectiva, el liderazgo de equipos y la práctica empresarial basada en valores. Fue una experiencia transformadora que reafirmó mi convicción de que liderar con propósito y conciencia es clave para generar impacto real en las organizaciones y en la sociedad.
En febrero de 2024, recibí una invitación para unirme a Alpha Chi, una de las sociedades académicas más antiguas y prestigiosas de los Estados Unidos, fundada en 1922. Esta organización honra la excelencia académica y reconoce a estudiantes destacados por su desempeño general en los estudios superiores. Mi admisión a Alpha Chi fue posible gracias a mi rendimiento académico sobresaliente, habiendo alcanzado un promedio de 4.0, el más alto posible dentro del sistema educativo estadounidense. Ser parte de esta comunidad es un reconocimiento que valoro profundamente y que reafirma mi compromiso con el aprendizaje constante, el esfuerzo disciplinado y la educación como herramienta de transformación personal y social.
Datos que me definen más allá del currículum...
Soy el padre más afortunado del mundo por tener una hija maravillosa de 20 años. Desde el día en que nació, se convirtió en una de las principales razones que me impulsaron a seguir adelante y alcanzar mis metas. Ella es una joven leal, compasiva y con una ética de trabajo admirable. Me inspira constantemente con su determinación y su nobleza de corazón. Me siento inmensamente orgulloso de ser su padre.
Siento una gran pasión por la repostería y disfruto profundamente crear postres que alegren el corazón. Recuerdo con especial cariño que, a los 11 años, decidí preparar mi primer pastel de cumpleaños… para mí mismo. Había estado ahorrando el dinero que ganaba vendiendo empanadas para comprar los ingredientes. Nuestro horno no funcionaba bien, y para que mantuviera el calor, tenía que sostener la puerta cerrada usando un palo que hiciera presión. El pastel pasó cinco horas dentro del horno. Al final, nunca se horneó correctamente, pero aun así me lo comí entero. Y, para mí, estaba delicioso. Quizás no fue perfecto, pero representaba algo muy importante: a esa edad, poder regalarme un pastel hecho con mis propias manos fue un acto de amor propio, esfuerzo y perseverancia. Ese día no solo aprendí sobre cocina, sino también sobre la importancia de valorarme, celebrar mis propios logros y continuar adelante, incluso cuando los recursos sean limitados.
En 2022, tuve el honor de ser reconocido como Empleado Escolar del Año en Tuttle Elementary School. Fue la cuarta vez que recibía una nominación para este importante reconocimiento otorgado por mis propios compañeros de trabajo. Este logro me llevó a ser nominado como Empleado Escolar del Año 2022 del Distrito Escolar del Condado de Sarasota, un reconocimiento que no hubiera sido posible sin el trabajo en equipo, la colaboración constante y la pasión compartida por nuestra comunidad educativa. Este momento reafirmó mi compromiso de seguir sirviendo con vocación, empatía y liderazgo consciente.